No olvidemos la Cruz

Hay personas a las que Dios les ha dado una capacidad asombrosa para recordar vivencias y relatarlas con la misma pasión que experimentaron en el pasado. Su memoria detallada nos permite revivir esos momentos junto con ellos. Me viene a la mente el ejemplo del Pastor Samuel Hernández, quien siempre cuenta historias de su infancia con tal precisión que nos transporta a esos momentos. Es un don que he admirado y anhelado, ya que deseo no olvidar las lecciones que Dios me ha enseñado.

Durante mi tiempo en el coro de la iglesia, había un canto en particular, “Rey de mi Vida”, que cantábamos con gran fervor. Sus letras resonaban profundamente en mi corazón, especialmente cuando llegaba el verso: “No me permitas olvidar tu obra en la cruenta cruz. Si olvido del Getsemaní tu sufrimiento agudo allí y tu divino amor por mí, Cristo, hazme ver tu cruz”. Esta parte del canto se convertía en una oración ferviente en mi interior, generando una mezcla de emociones difíciles de describir.

Rey de mi vida , tu eres ya

Gloria te Doy Jesús

No me permitas olvidar

Tu obra en la cruenta Cruz

Si olvido del Getsemaní

Tu sufrimiento agudo allí

Y tu divino amor por mi

Cristo hazme ver tu cruz

Estrofas del Himno “Rey de mi Vida”

Dios ha sido infinitamente bueno, y en su fidelidad, no ha permitido que olvide su obra en la cruz. No importa si estoy experimentando alegría desbordante, una tristeza profunda o si me encuentro en el lugar más humilde o sofisticado del mundo; Él ha sostenido mi fe en cada circunstancia.

Lamentablemente, nosotros, como seres humanos, somos propensos a olvidar fácilmente lo que Dios ha hecho por nosotros. Vivimos en un mundo que nos incita a deslizar el dedo para ver la siguiente publicación, absorbiendo nuestra vida y alejándonos de la gratitud. Ya no existen mensajes que digan: “Gracias por lo que hiciste por mí ayer, o el año pasado, no creas que lo olvidé”.

El Salmo 103:2-5 nos anima a recordar y alabar las obras de Dios: “Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él perdona todas tus iniquidades, y sana todas tus dolencias; él rescata tu vida del sepulcro, te corona de bondad y compasión; él colma de bienes tu existencia, y te rejuvenece como el águila”. Estos versículos nos invitan a reflexionar sobre todo lo que Dios ha hecho por nosotros, desde el perdón de nuestros pecados hasta la provisión de sus bendiciones y el cuidado constante en nuestra vida.

Que nuestro Padre celestial nos ayude a recordar constantemente lo que ha hecho por nosotros, así como también lo que otros han hecho y las lecciones que hemos aprendido. Recordar las historias y los actos de amor de las personas que nos rodean, así como nuestras propias experiencias de la provisión y guía de Dios, nos llevará a vivir en un estado constante de gratitud.

Al recordar la obra de la cruz, encontramos una base sólida para nuestra fe la una motivación correcta para seguir sus pasos, que la obra de Cristo en la cruz sea nuestra motivación para hacer lo que hacemos. Mantener viva la memoria de la cruz nos ayuda a resistir las distracciones del mundo y a cultivar una vida de adoración y gratitud.

En conclusión, oremos para que Dios siempre nos recuerde el sacrificio de Jesús, reconociendo su amor inmenso y su gracia sin límites. Vivamos en gratitud, adoración y entrega total a Dios, siendo testimonios vivos de su amor y misericordia en nuestras vidas.