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Nuestro Deseo

Estudiar con esmero la palabra de Dios y mantener una vida de oración continua y ferviente en busca de conocer plenamente a Jesucristo para la gloria de nuestro Señor, poniéndonos a su servicio para compartir recursos de edificación para nuestras hermanas, y vivir como cristianas ante todo lo que acontece a nuestro alrededor.

Lo que Creemos

La Biblia, con sus 66 libros, compuesta por el Antiguo y Nuevo Testamento, es la palabra de Dios revelada a los hombres (1 Corintios 2:7–142 Pedro 1:20–21). Cada palabra es inspirada por Dios, siendo nuestra fuente maxima de autoridad fe y práctica (2 Timoteo 3:16).  

Creemos que no hay más que un Dios vivo y verdadero (Deuteronomio 6:4Isaías 45:5–71 Corintios 8:4), un Espíritu infinito, que todo lo sabe (Juan 4:24), perfecto en todos sus atributos, uno en esencia, existiendo eternamente en tres personas—Padre, Hijo, y Espíritu Santo (Mateo 28:192 Corintios 13:14)—mereciendo adoración y obediencia cada uno por igual.

Creemos que Dios el Padre, la primera persona de la Trinidad, ordena y dispone todas las cosas de acuerdo a su propósito y gracia (Salmo 145:8–91 Corintios 8:6).

 

Él es el creador de todas las cosas (Génesis 1:1–31Efesios 3:9). Como el único gobernante absoluto y omnipotente en el universo, Él es soberano en la creación, providencia, y redención (Salmo 103:19Romanos 11:36). 

 

Él continuamente sostiene, dirije, y gobierna a todas las criaturas y a todos los acontecimientos (1 Crónicas 29:11).

 

En su soberanía Él no es ni el autor ni el que aprueba el pecado (Habacuc 1:13Juan 8:38–47), ni tampoco anula la responsabilidad de criaturas morales e inteligentes (1 Pedro 1:17).

 

Él salva del pecado a todos los que vienen a Él por medio de Jesucristo; Él adopta como suyos a todos aquellos que vienen a Él; y Él se convierte, al adoptarlos, en Padre de los suyos (Juan 1:12Romanos 8:15Gálatas 4:5Hebreos 12:5–9).

Creemos que Jesucristo, es la segunda persona de la Trinidad, es igual y coeterno con Dios el Padre (Juan 10:3014:9).

 

A través de Él, Dios creó y sostiene todo lo existente (Juan 1:3Colosenses 1:15–17).

 

En su encarnación, tomó forma humana naciendo de la virgen María, sin perder su divinidad, unificando en Él la naturaleza divina y humana (Filipenses 2:5–8Lucas 1:35).

 

Vivió sin pecado, y mediante su sacrificio en la cruz, ofreció redención.

 

Su resurrección confirma nuestra justificación y promete regresar para establecer su reino milenial, siendo el único mediador y juez final entre Dios y la humanidad (Juan 10:15Romanos 3:24–251 Tesalonicenses 4:13–18Isaías 7:149:6-7Mateo 1:18-25Marcos 14:61-62Lucas 3:22Juan 1:1-314295:188:5810:302 Corintios 5:21Filipenses 2:5-11Colosenses 2:91 Timoteo 2:51 Juan 5:20).

Creemos que el Espíritu Santo es una persona divina con emociones, voluntad e inteligencia (1 Corintios 2:10–13Efesios 4:30), es coigual con el Padre y el Hijo (Mateo 28:19), y desempeña un papel crucial en la creación, salvación y transmisión de la verdad (Génesis 1:2Juan 3:5–72 Pedro 1:20–21).

 

La obra del Espíritu Santo es esencial para el renacimiento y crecimiento espiritual de la persona, y la continua renovación de la Iglesia en aspectos de verdad, sabiduría, fe, santidad, amor, poder y misión.

 

Cada creyente está llamado a vivir y moverse bajo el poder del Espíritu Santo que reside en nosotros, produciendo frutos para la gloria de Dios y evitando los deseos carnales.  (Juan 16:7–91 Corintios 12:4–11). (Juan 14:16-172615:26-2716:7-15Hechos 1:8Romanos 8:9141 Corintios 2:10-116:1912:4-132 Corintios 3:18Gálatas 5:16-1822-23Efesios 4:305:18-21)

Creemos que Dios creó al hombre y a la mujer de manera directa y especial, reflejando Su imagen. Fueron creados sin pecado, con la capacidad de pensar, elegir y conocer la diferencia entre el bien y el mal (Génesis 2:715-25Santiago 3:9). Dios también los hizo diferentes y únicos como varón o mujer, con roles especiales (Génesis 1:272:5–231 Corintios 11:11-15Romanos 1:26–27).

La idea de Dios era que las personas vivieran en armonía con Él, disfrutando de su compañía y siguiendo su voluntad, para así vivir una vida plena y significativa (Isaías 43:7Colosenses 1:16Apocalipsis 4:11). Pero, con la desobediencia de Adán, el primer hombre, se introdujo el pecado en el mundo, lo que trajo dolor y separación de Dios, haciendo que todos necesitemos la ayuda de Dios para encontrar la esperanza y la salvación (Génesis 2:16–173:1–19Juan 3:36Romanos 3:236:231 Corintios 2:14Efesios 2:1–31 Timoteo 2:13–141 Juan 1:8).

Por esta razón, todos nacemos con una tendencia al pecado, pero gracias a Jesucristo, tenemos una esperanza de redención y una nueva vida (Salmo 14:1–3Jeremías 17:9Romanos 3:9–18235:10–12).

Creemos que la salvación es totalmente de Dios por gracia basada en la redención de Jesucristo, el mérito de su sangre derramada, y que no está basada en méritos humanos u obras (Juan 1:12Efesios 1:72:8–101 Pedro 1:18–19). 

Creemos que Jesucristo es la cabeza de la Iglesia, formada por todos los que creen en Él en todo el mundo. En cada lugar, la iglesia es un grupo de creyentes trabajando juntos para hacer lo que Dios quiere. Su tarea es alabar a Dios y mostrar a Jesucristo al mundo, compartiendo la enseñanza del Evangelio con todos, ayudando a las personas en necesidad y buscando lo justo y correcto. (Hechos 2:41-471 Corintios 12:13Efesios 1:22-23Colosenses 1:18Hebreos 10:25)