“Crecer en fe puede parecer una gran montaña para nosotras cuando sabemos que somos débiles y que nuestra fe tiende a fluctuar, pero crecer en fe es un proceso, una obra que Dios está llevando a cabo en nuestras vidas. A menudo nos encontramos luchando con dudas, temores e incertidumbres que desafían nuestra confianza en Dios. Sin embargo, en medio de esos desafíos, podemos aferrarnos firmemente a la palabra de Dios y pedirle fuerzas para no responder con incredulidad”.
Para esto es importante reconocer y evitar ciertos errores comunes que podemos cometer al pensar sobre la fe. Estos errores pueden obstaculizar nuestro crecimiento espiritual. Veamos tres de estos errores y cómo podemos superarlos:
Confiar en nuestras propias fuerzas:
A veces, nos inclinamos a confiar en nuestras habilidades y conocimientos, olvidando que la fe es un acto de confianza en Dios y no en nosotros mismas. La solución es rendirnos ante Dios, reconociendo nuestra dependencia de Él y pidiendo su ayuda para fortalecer nuestra fe. Como el padre en Lucas 17:5, podemos clamar: “¡Señor, aumenta nuestra fe!”
Basar nuestra fe en circunstancias externas:
Es fácil permitir que las circunstancias difíciles o los resultados visibles dicten nuestra fe. Sin embargo, la fe genuina se basa en la confianza en la fidelidad de Dios, más allá de lo que podemos ver u entender. Debemos centrarnos en la Palabra de Dios, que es inmutable y verdadera, y aferrarnos a sus promesas incluso en medio de las pruebas.
No cultivar nuestra fe activamente:
La fe no es un sentimiento, es un fruto del Espíritu Santo, y por tanto el resultado de nuestra relación con él a través de la oración, el estudio de la biblia, la comunión con otros creyentes y la obediencia a sus principios. Debemos ser intencionales en buscar a Dios y cultivar nuestra relación con Él, pues cuando vengan vientos contrarios podemos permanecer firmes y no ser arrastradas.
Una de las oraciones que glorifica a Dios y que por tanto él concede es: “Padre, aumenta mi fe” , no debemos tener miedo al acercarnos a nuestro padre y reconocer con una actitud humilde que necesitamos ser fortalecidas en fe. NO SOMOS TODOPODEROSAS, somos humanas y muchas veces actuamos en desconfianza cuando las situaciones nos sobrepasan. recuerda, a Dios no le escandaliza esta petición , sino que se glorifica cuando le pides.
En resumen, aunque el crecimiento en fe puede parecer desafiante, recordemos que es un proceso en el que Dios está trabajando en nosotras. Evitemos los errores comunes de confiar en nuestras propias fuerzas, basar nuestra fe en circunstancias externas y descuidar el cultivo activo de nuestra fe. En cambio, busquemos a Dios con todo nuestro corazón, confiemos en su fidelidad y permitamos que Él aumente nuestra fe. ¡Así podremos crecer en fe y experimentar la plenitud de la vida cristiana!”